De Juan en el capítulo 9, del versículo 1 al 41
4º Domingo de Cuaresma - 3 de Abril
Lo que nos relata Juan en la Buena Noticia de esta semana, no tiene nada que envidiarle al argumento de cualquier serie televisiva del momento: a Jesús lo quieren apedrear, es que el tipo se “atrevió” a decir que era Hijo de Dios y, eso a los judíos, no les hizo gracia, era considerado una blasfemia de las gordas; total que huye de aquel embrollo y tropieza con…llamémosle…¡Aliz!...es un conocido del pueblo, que nació con un déficit sensorial,…era ciego. Los primeros que reparan en él son los discípulos; dadas las características físicas de Aliz, el único oficio y ocupación al que podía acceder en su sociedad, se encontraba en el Ministerio de la Mendicidad, vamos que pedía limosna en la calle. Ya digo que son los discípulos quienes en un primer momento se percatan de la presencia de Aliz, y ante su realidad, la primera cuestión que nace de sus corazones es: “¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?” Yo me imagino a Jesús respondiendo con cierto ademán airado, como cuando regañas a tu hermano chico: “Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él los signos”. Y va Jesús sin mediar palabra, escupe en la tierra, la mueve con el dedo para hacer barro, coge la masilla y la unta en los ojos de Aliz. En realidad Aliz estaba “a verlas venir”, parace que la cosa estaba entre Jesús y sus amigos, porque Aliz no había pedido nada salvo alguna moneda. Jesús le dice que se lave en la piscina de Siloé y que está curado.
A partir de aquí el relato se complica con los dimes y diretes de los judíos (las autoridades religiosas), que como en el mejor episodio de C.S.I. tratan de recoger todas las pruebas y testimonios de lo sucedido a fin de meter entre rejas a Aquel que dio la vida.
Pero me gusta lo que dice Jesús de “…que se manifiesten en él los signos”. Y quiero centrarme en eso. Signos,…¿de qué? Signo, es algo que alude irremediablemente a una realidad que está más allá…la curación de Aliz, no sólo implica la erradicación de una limitación (ya no es ciego) sino que a la vez que volvía a dar vida a sus ojos, rehabilitaba su dignidad como ser humano; una dignidad que sus convecinos e incluso familiares, su religión y tradición le habían arrebatado, convirtiéndolo en una persona discapacitada para cualquier cosa que no fuese la de mendigar en la calle. En el encuentro con Jesús, Aliz nace a una nueva vida, se inserta en una nueva comunidad que lo acepta tal cual es, porque todos en ella se saben diferentes y han aprendido a amar su diversidad.
El mensaje de Jesús escrito por Juan nos habla hoy, a 20 siglos de distancia, de hacernos cercanos a los que más lo necesitan, de valorar a las personas por lo que son y no por sus características físicas; nos habla de buscar y hallar la verdad y lo bueno en aquellos que nos rodean aun siendo muy diferentes a mí, y nos habla de un Dios que nace, que vive y resucita día a día, en cientos de lugares a través de miles de personas; así lo hizo en Santa Emilia de Rodat, así lo hará en nosotros con la misma alegría y caridad.
¡Ahora vívelo!
- ¿Conoces la realidad de las personas con sordoceguera? Infórmate y visita la página: http://www.apascide.org/
- En esta semana acércate a alguien del que estés distanciado y ten con él un gesto de cariño.
Para ti que animas...
¿Conoces la serie Un tal Jesús? El relato de Juan es dramatizado en el capítulo 79, titulado “El ciego de nacimiento”. Pincha en “Un tal Jesús” y accede al texto teatralizado y el archivo de audio en .mp3. Puede ser divertidísimo tratar de organizar una representación con este Evangelio.
Utiliza el fragmento de la película Jesús de Nazaret de Franco Zeffirelli (1977) para hacer más plástica y vivencial la experiencia de la Palabra [ir]
Y para los más jóvenes, una versión del Evangelio en DIBUJOS ANIMADOS:
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