De Juan en el capítulo 6
El Cuerpo de Cristo - 26 de Junio
Somos lo que comemos. Y bajo este eslogan, nos venden nuevos alimentos. No sé si a vosotros/as os pasa, pero yo empiezo a cansarme de ese rollo de macrobiótica, dietas disociadas, agricultura pseudo-ecológica, complementos vitamínicos, vallas de Goji, avena por las mañanas, cucharadas de lino tras las comidas, leche de soja y esos filetes de tofu que...a nadie le gustan, ¡pero se venden!
Somos lo que comemos. Y si bien no estoy muy en la línea de esta nueva “cultura de la dieta”, sí considero que durante mucho tiempo, nos hemos estado “tragando” demasiadas cosas. Hemos llegado a permitir que otros limiten nuestro lugar en el mundo, mermen nuestra creatividad y nos digan qué pensar, qué vivir y qué sentir. Tanto es así, que hoy quedan muy pocos que vean el elefante dentro de la serpiente o que lleguen a la conclusión de, que detrás de primero, no siempre va segundo…que eso del esfuerzo y la constancia no son palabras de serie en el lenguaje de los mayores. Hoy más que nunca se necesitan locos y locas que tengan muy claras sus preferencias en la carta de la vida y que no se conformen con el Menú del Día de esta sociedad. Llegan, o llegarán a tu vida camareros trajeados, bien perfumados, muy repeinados (siempre engominados) que con dulce voz y modales exquisitos, tratan o tratarán de venderte el pescado pasado que se amontona en la cocina del mundo desde hace semanas. Y en ese momento, tú, hombre o mujer, joven cristiano o cristiana, tendrás que decidir. ¿Comerás el pescado pasado o te levantarás indignado de la mesa?
Somos lo que comemos. Y Jesús lo sabía. Soñaba con una iglesia encarnada en los pobres y en su causa. Soñaba con una comunidad de soñadores y soñadoras comprometida con el sueño de soñar con un mundo mejor: las Bienaventuranzas. Somos lo que comemos y Jesús lo sabía: comed de mi carne y de mi sangre. (Traducción al castellano: vivid como yo y entregaos por entero a los demás).
Somos lo que comemos. Y hoy, al acercarnos al altar y comer su cuerpo y beber su sangre nos alimentamos de VIDA, de FE, de ESPERANZA. Comer su cuerpo y beber su sangre es alimentarse de lucha y compromiso por los empobrecidos. Comer su cuerpo y beber su sangre nos hace partícipes de un Dios que no solo te ama, y muchísimo, sino que necesita de ti.
Ahora vívelo
- Propón en tu grupo de amigos y amigas ir este domingo a celebrar la Eucaristía. El plan podría incluir un “helaito” después.
- Visita la web 1billionhungry.org Se trata de una campaña promovida desde diversas instituciones sociales y gubernamentales que consideran inaceptable que más de 1.000 MILLONES de personas padezcan HAMBRE CRÓNICA. Entra, conoce el movimiento y firma la declaración si así lo ves conveniente.
Para ti que animas...
Esta semana nuestra propuesta es DOBLE: un teatro y una canción, la dos mejores formas para llegar a la verdad y al misterio del corazón de nuestros/as jóvenes.
Dramatización de la Buena Noticia de la serie UN TAL JESÚS [IR]
Escucha la canción "Pan de Vida" de Jesús Adrián Romero
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