Domingo de Ramos

De Mateo en el capítulo 26 versículos 14 a 27 y 66
Domingo de Ramos - 17 de Abril

Abre la Semana Santa con la Buena Noticia de este Domingo de Ramos, en uno de los episodios más tristes del Evangelio. Siempre se me hace duro recordar la opción de Judas, la soledad de Jesús en el huerto, la detención pública, la huída de sus discípulos, el interrogatorio ante Caifás, la acusación de blasfemia, las vejaciones, las negaciones de aquellos que lo conocieron, el juicio ante Pilatos, las humillaciones y el maltrato, la cruz y la muerte…Y es que parece que la Semana Santa es el momento propicio para rememorar las emociones de tristeza y soledad, para  revivir las sensaciones de oscuridad y miedo, para recrear términos como penitencia y arrepentimiento, para albergar sonidos de marchas y aromas a incienso…Pero releyendo a Mateo,  me vino al corazón “El buscador” de Jorge Bucay:

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador…Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que encuentra.  Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.  Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo. Así que lo dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba por completo una especie de pequeña valla de madera lustrada.  Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquél lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras: Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días. Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que aquella piedra no era simplemente una piedra: era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla. Decía: Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas. El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una tumba. Una por una, empezó a leer las lápidas.  Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años…Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó. Lo miró llorar durante un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar. -No, por ningún familiar —dijo el buscador—. ¿Qué pasa en este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que les ha obligado a construir un cementerio de niños? El anciano sonrió y dijo: - Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré: “Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta como esta que tengo aquí, para que se la cuelgue al cuello. Es tradición entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella: A la izquierda, qué fue lo disfrutado. A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo. Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media…?  Y después, la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso…¿Cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?  ¿Y el embarazo y el nacimiento del primer hijo…? ¿Y la boda de los amigos?  ¿Y el viaje más deseado? ¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?  ¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?¿Horas?¿Días? Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos… Cada momento. Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido”.

Y es que en nuestra Semana Santa, la gran protagonista pasa inadvertida; como las personas que adecentaron la sala donde celebró Jesús su Cena Pascual, como las que asaron el cordero, maceraron las hierbas amargas y sirvieron y recogieron los enseres de esa noche…desapercibidas, como pasa la ALEGRÍA PASCUAL entre nuestra cultura y festejos. ¿Es imposible pensar que otra Semana Santa es posible? ¿Por qué no? Sólo por este año, sólo por éste, voy a olvidarme de que debo estar triste porque Jesús murió y recordar (volver a pasar por el corazón) una y otra vez que “la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantos alegres” (Sal 126) en tu presencia, trataré de anunciar que “te revistes de belleza y esplendor…haces brotar fuentes en los valles…y renuevas la faz de la tierra” (Sal 105), recordaré que nos dijiste: “disfruta la vida con la mujer que amas” (Ecl 9,9). Sólo por este año me empeñaré en revivir la sensación de tu madre al saberse embarazada de Ti y “mi alma cantará la grandeza de Dios” (Lc 1,44); rememoraré de nuevo el anuncio de tu nacimiento (Lc 2,10), tu bautismo por Juan (Mt 3,3), proclamaré las Bienaventuranzas (Mt 5), multiplicaré panes y peces, calmaré tempestades, curaré a enfermos, daré pan al hambriento, agua al sediento, acogeré al inmigrante,…porque sólo así, reviviendo tus grandes alegrías Resucitarás en mí.


¡Ahora vívelo!
  • ¿Has probado la experiencia de un CAMPO DE TRABAJO para vivir la Semana Santa desde el servicio a los más débiles? Los Hermanos de San Juan de Dios, bajo el lema "CON CRISTO JUNTO A QUIEN SUFRE", ofrecen la posibilidad de vivir estos días tan especiales desde esta clave [ir]
  • Propónte cambiar esa cara de malhumorado/a y regala alegría en tu casa, con tus amigos/as,...la sonrisa también puede ser un sacramento.


Para ti que animas...

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Ahora imagínate que tienes imágenes + palabras + una melodía pegadiza + un ritmo actual. El videoclip de la canción "Sueño de morir" de Alex Campos ha sido modificado incorporándole imágenes de la película "La Pasión" de Mel Gibson. Puede ser un buen recurso a utilizar sólo con los chicos y chicas MAYORES, por la crudeza de algunas secuencias. Lo mejor...el final del Video.


Y para los más pequeños podéis encontrar un Via Crucis para colorear del dibujante religioso FANO, para acceder a ellos debéis tener una cuenta Facebook) [ir]

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